lunes, 29 de enero de 2007

Adiós maestro Kapuscinski

Ryszard Kapuscinski nació en Polonia en el año 1932 y después de estudiar la carrera de Historia en Varsovia se dedicó a viajar por el tercer mundo como corresponsal para una agencia de noticias de su país. Primero India y China, después todo el continente africano, Irán…un periplo por medio mundo que duró hasta 1981.
Hay quien asegura que ha sido el mejor reportero del siglo XX, a parte de ser un extraordinario narrador de historias, unas historias humanas, cercanas y lo más importante, vividas en primera persona. Él siempre decía que “el auténtico periodismo es el intencional, el que aspira a producir algún cambio en el mundo”.

El martes pasado, día 23 de enero de 2007, al encender el televisor sobre la medianoche, salían unas imágenes de Kapuscinski en diferentes etapas de su vida, entrevistas…con una música de fondo tan triste que sólo podía indicar una cosa, que el maestro había muerto.

De la misma manera que Kapuscinski viajó a India por primera vez en el año 1955 acompañado en todo momento por un libro del autor Heródoto (484 a.C.-425 a.C.), llamado “Historia” (regalo de la jefa del periódico donde trabajaba), a mí, en mi primer viaje a India, en 2006, ha sido una de sus magníficas obras “Viajes con Heródoto”, la que me ha hecho compañía en los momentos de soledad. En ella va entrelazando de manera magistral su experiencia en el país de Gandhi y el hinduismo con batallas y historias de los tiempos de antaño, cuando el mundo estaba dominado por los Persas.

Algunos de sus títulos más celebrados y muy recomendables son: Ébano, La guerra del fútbol, El Sha, El imperio o el Emperador.

martes, 23 de enero de 2007

AASARA (Neral)

Los tres primeros días en la capital del caos, Bombay, me habían absorbido de tal forma que necesitaba salir como fuera de este entorno tan hostil (para un occidental recién llegado a India) ya que físicamente me sentía aturdido, superado por la situación.

Fue entonces cuando pensé en Lluís y Sílvia, un matrimonio de Barcelona que conocí antes de emprender el viaje, a través de la librería Altaïr. Un mensaje suyo colgado en un tablón de anuncios, me había llamado la atención y decidí contactar con ellos pues abandonaban sus respectivos empleos y su vida acomodada en la ciudad condal para trabajar para una ONG llamada AASARA, www.aasara.org, con la que ya colaboraban desde aquí, y que se dedica a ayudar a los niños y niñas más desfavorecidos de las calles de Bombay. Vi en ellos mi salvación, y así fue.

Una llamada a su móvil, explicaciones detalladas de cómo llegar hasta Neral y en 3 horas nos estábamos abrazando en el andén de este pequeño pueblecito rural a unos 80 kilómetros de la capital de Maharashtra, donde se encuentra uno de los orfanatos que AASARA tiene en las cercanías de Bombay.

El trabajo de Lluís y Sílvia consiste en convivir con un grupo de entre 20 y 25 niñas de las calles de Bombay, algunas huérfanas y otras con familias sin recursos, en un orfanato de 3 plantas que tienen que ir acondicionando poco a poco. En los 4 meses que llevan allí, con las aportaciones que se hacen desde España a través de AASARA y sobretodo con mucho tesón y constancia (ya que las cosas en India funcionan de otra manera y a otro ritmo) han conseguido que las niñas puedan vivir cada día un poquito mejor. Agua caliente, mosquiteras en las ventanas, camas, material escolar, una cocina en condiciones, una lavadora de ropa, teléfono fijo etc…son solo algunos de sus logros, y el hecho de estar físicamente allí, facilita las cosas y permite que vayan viendo con el día a día las principales necesidades de las niñas y del orfanato.

lunes, 22 de enero de 2007

Companys d'Índia (Varanassi)

Doncs jo sóc la Isabel. També viatgera per l'Índia. Diria tantes coses d'aquest país meravellós que necessitaria més d'un blog, però intentaré resumir una mica. I si he de resumir Índia em quedo amb Varanasi, que és 100x100 India. La ciutat més sagrada d'aquell país i segurament també de la resta del món.

Quan hi arribes ja te n'adones que és un lloc molt especial. Hi conviuen vida i mort. És un d'aquests llocs que o t'agrada o l'odies. D'una banda tens aquells nens tant macos, jugant lliures pels carrers i sempre amb la rialla a la boca, sempre disposats a parlar o jugar amb tu. De fer-te partícep a tu del compte, que no només ets un espectador, també hi formes part. Els veus jugar amb els seus estels i són tant feliços amb tansols un tros de paper i una corda. Aquesta és la cara de la vida. Com en tota l'Índia crec que els nens són els que ho fan tant especial.

Per l'altra banda tens la mort. Els "ghats" crematoris que funcionen les 24 hores del dia. Veus els cossos cremar entre les flames i els morts baixar pels carrerons passant a pocs dits de tu. Gent que no té res i recorren tot el país amb la fe de salvar la seva reencarnació essent cremats i després espargits pel seu riu sagrat.

Un lloc màgic on la vida i la mort conviuen d'una manera natural.

Jo em vaig enamorar de Varanassi i encara tanco els ulls i em venen les cares dels nens i les seves rialles. La sensació del sol a la meva cara mentre bec un chai. I torno a sentir tota la felicitat que vaig viure en aquesta ciutat.

Avui fa just un mes que vaig tornar i potser estic més malenconiosa que mai.

domingo, 14 de enero de 2007

Un poquito de Bombay

Hawai no lo sé, pero Bombay ya os aseguro yo que no es un “paraíso”, como decían los Mecano en una de sus celebradas canciones. Cuando uno habla de 16 millones de personas se puede hacer tan sólo una idea relativa de lo que esto representa, pero es realmente difícil imaginar-se la magnitud de la tragedia. Si existe algún punto de la ciudad en el que se puede palpar de manera evidente esta superpoblación, este es sin duda la Chhatrapati Shivaji Terminal, una de las estaciones de tren más importante, también conocida como Victoria Station. Este edificio colonial espectacular y precioso, se convierte día tras día en un punto de paso y de encuentro de una cantidad increíble de personas que, supongo acostumbradas a esta masificación, avanzan con rapidez esquivando de manera natural, como innata, a todo aquel que se cruza en su camino. Riadas de gente aparentemente absorta que se convierten en una comparsa perfecta al ritmo del chirriar de los trenes que llegan y se van constantemente por las 15 vías que forman la estación.

Otro punto mítico de esta megalópolis es la playa de Chowpatty. Con el tiempo, otro de los iconos de Mumbay (denominación de Bombay desde el año 1996), se ha convertido en un centro de ocio, de reunión, de vida y relaciones sociales más que en una playa propiamente dicha, ya que el agua, turbia y no excesivamente limpia, no invita a pegarse un chapuzón. Eso sí, siempre hay quien aprovecha para refrescarse los pies. Aquí, niños, jóvenes, y mayores pasan largos ratos realizando mil actividades, jugando, riendo, y contemplando la maravillosa puesta de sol.

Debo reconocer que mi visión y mi opinión de Bombay estan completamente distorsionadas por el impacto inicial, el “xoc” cultural que provoca llegar a una gran ciudad de un país tan diferente como India. Supongo que lo mismo me hubiese pasado si la primera parada del viaje hubiera sido Delhi, Bangalore o Calcuta. Así que quizás Ainoha, Edu, Jaume, Lluís o Sílvia, amigos que conocen más a fondo la ciudad, pueden ayudarnos a comprender un poco mejor sus encantos y atractivos, o por el contrario, aquello que debemos evitar...

lunes, 8 de enero de 2007

Primeros 45 minutos en India

Ya puedes haber preparado el viaje a conciencia, y haber leído mucho sobre el país, su cultura, tradiciones…que cuando llegas, en mi caso a Bombay, y cruzas la ciudad en un taxi totalmente destartalado, de noche, durante unos 45 minutos, te da la sensación que has aterrizado en otro mundo, otro planeta. A pesar de que la capital de India es Delhi, la mayor ciudad del sub-continente es Bombay, que con unos 16 millones de habitantes, se erige como centro financiero y meca de una de las industrias cinematográficas más potentes del mundo, Bollywood.

Desde el Aeropuerto hasta Colaba, el barrio donde me aloje las dos primeras noches, vas dejando atrás inmensos arrabales, suburbios, zonas de pura miseria y de golpe, vas tomando conciencia de que ya has llegado, que ya formas parte de un país que nada tiene que ver con el denominado primer mundo, con tu cotidianeidad . Chabolas, hogueras, mucha gente durmiendo por la calle, suciedad, un tránsito infernal, ruido constante, un olor diferente, un calor pegajoso... Se hace difícil explicar con palabras el impacto inicial de una ciudad que aunque medio dormida, desprende una sensación constante de caos, tumulto y bullicio.

Los primeros 45 minutos en India pasan frente a mi, a través de una ventanilla de coche, con el viento en la cara, y un sinfín de imágenes y sensaciones completamente inéditas en mi imaginario. La incertidumbre y el desconcierto, un ¿Qué hago aquí?, se apoderan de mi conciencia mientras el teatro de la vida, pero de una vida hasta entonces absolutamente ajena y desconocida para mí, sigue representando una escena llena de contrastes…una locura!! Puro India.