miércoles, 25 de abril de 2007

Con B de Bollywood


Namaste,

Xavi me comentó que escribiera 'algo' en su blog sobre India... y aquí estoy. Bueno, mi fascinación por India empezó hace ya casi cuatro años con Bollywood. Sí, la industria cinematográfica más productiva del mundo (900 títulos por año).



Y conocí Bollywood en Londres, durante una temporada que estuve trabajando allí, yendo a ver el musical 'Bombay Dreams'. Quedé fas ci na da. Volví a Barcelona y empezé a ir a clase de danzas bollywood y espontáneamente, me empezaron a salir 'bolos', actuaciones, que si la embajada India te invita a bailar por el día de la independencia, que si pimpampum_bocadillodeatún... todo culminó con el rodaje de 'Camino a Bollywood', donde intenté provar suerte en la industria y conocer a mi ídolo, Shahrukh Khan. Os pongo el tráiler aquí:



Bueno, volví a India para colaborar durante tres meses con Aasara y Sonrisas de Bombay, de la que Xavi ya os ha hablado, y mi vuelta a Barcelona fue un poco dramática.. te comparas, recuerdas, blablabla. Tanto es así que ya tengo billete para volver: del 12 de mayo al 8 de junio.



Ay, que sosería que estoy escribiendo, ¿no? Ahora soy profesora de danzas bollywood, periodista, amiga de sus amigos, hija de sus padres y hermana de sus hermanas.

:-)

Ah, y también tengo un blog... http://sehacecaminoalbailar.blogspot.com.

domingo, 22 de abril de 2007

Pushkar (1a parte)

Uno de los objetivos de mi viaje, aprovechando que era un licenciado más del maravilloso mundo del periodismo, era sin duda grabar el máximo de experiencias y momentos que después resultan difíciles de explicar con palabras. Preparando la aventura en Barcelona, me enteré que en un pequeño pueblo llamado Pushkar, en pleno Rajastan (norte de India), se celebra cada año, la Camel Fair, una de las ferias entorno al animal de las jorobas más importante del país e incluso de todo el continente Asiático. Un espectáculo visualmente muy atractivo que no me podía perder teniendo en cuenta que coincidía en el tiempo con mi estancia por esa zona.

La teoría es que la feria se celebra durante los diez días que preceden la luna llena de noviembre, pero en India las cosas no siempre ocurren cuando está previsto. Otra característica de los indios es que les cuesta mucho decir que no saben una cosa cuando les preguntas. Esto hace que a menudo se inventen las respuestas y que de una misma cuestión tengas 3 o 4 contestaciones distintas. Así, estando en Udaipur, ciudad rodeada de lagos especialmente recomendable para visitar en pareja, me enteré, gracias a una chica francesa que conocí allí, que la feria empezaba en dos días. Esto alteró por completo mis planes de viaje pero al disponer de 2 meses sin compromisos de ningún tipo con nadie que no fuera yo mismo, viajaba solo, reservé un billete de autobús en dirección a Pushkar.

Ya en el trayecto me pude hacer una ligera idea de lo auténtico que podía ser el evento de los camellos. Desde Udaipur, 6 horas hasta Ajmer, y después cambio de vehículo hasta el destino, a tan sólo 12 kilómetros pero por una carretera estrecha y de difícil acceso. Después de esperar unos 20 minutos en plena calle de Ajmer, a las 5 de la mañana, llegó un minibús vacío. Subí y me sorprendí del espacio de que disponía…un espejismo. De repente empezaron a subir auténticas riadas de indios nómadas, con sus turbantes de mil colores, sus pequeños sacos con todas las pertenencias de una vida, sus palos, sus bigotes...y al final no cabía ni un alfiler. Qué locura!!

Como quería quedarme en el pueblo una semana como mínimo, decidí buscar algún alojamiento un poco apartado del ruido de tiendas, templos (más de 400), y por supuesto de los camellos. Lo encontré muy rápido. Aquí dormí durante 10 días!!! Una cabañita encantadora (sin lavabo), desde la que no se oía nada más que una voz directa de las montañas que rezaba las 24 horas del día sin interrupción, aunque el cuarto día ya formaba parte de la rutina y parecía no estar.


Primer viaje en autocar

Hoy os voy a hablar de mi primer viaje en autocar, que a pesar de saber que sería largo, unas 16 horas, nunca hubiese imaginado así, no por negativo, sino por intenso, extremo, insólito, genuino. Puro India. El trayecto: BOMBAY-UDAIPUR, unos 850 km. Por el precio del billete (800 rupias, unos 15 euros) el autocar no podía ser de lujo pero…Exteriormente era cutre y destartalado (como la mayoría de las cosas en India) y por dentro un cuadro. Había una zona con asientos normales y corrientes y otra dividida en compartimentos, dobles o individuales donde uno podía ir tumbado. Con lo que yo había pagado tenía derecho a uno individual (2 metros de largo por 1,5 de ancho) donde íbamos yo y mis maletas, situado en la parte superior del autocar.

Estando ubicado allí arriba, como en un “zulito” en movimiento, pensé que podría haber sido peor, pero todavía no había visto nada. En las 2 primeras horas de trayecto ya habíamos parado 7 veces para recoger gente, en los compartimentos que yo pensaba que eran para 2 persones se metían 4 y hasta 5. Gente amontonada en el suelo (en un lance del viaje llegue a contar hasta 12) y evidentemente el único turista, el rey de la casa.

De repente llegamos a una gran explanada en medio de ningún sitio donde debía haber unos 30 autocares como el mío o peor, y con gente saliendo de debajo de las piedras intentando vender cualquier cosa de comida o bebida a través de las ventanas…una auténtica locura!! En mi interior, por un lado una vocecita me iba diciendo “es una experiencia que hay que vivir”, por el otro unos gritos me repetían ¿qué cojones hago aquí?

Había momentos que conseguía evadirme un poco de esta situación gracias a la música, que me trasladaba a sitios lejanos, y al paisaje. Entonces asomaba la cabeza por la puerta de mi compartimiento y veía PURO INDIA. Empezábamos a viajar a una buena velocidad de crucero y la cosa se movía que te cagas!! Oscurecía poco a poco, ya llevaba muchas horas allí metido pero todavía quedaban muchas más.

Hora de cenar, esta vez la parada fue en otro lugar remoto donde solo había 2 restaurantes llenos hasta la bandera. Me lo tomé con filosofía y me senté en una mesa con una familia que se sorprendió mucho de mi presencia. Comí rápido no sé exactamente qué y volví a mi “zulito”, en compañía de mi amigo Kapuscinski y sus “viajes con heródoto”, el libro que me estaba leyendo esos días. Al poco rato alguien decidió que era hora de dormir y se apagaron todas las luces.

Quedaban más de 8 horas, ya no sabía como ponerme y me parecía imposible poder dormir con los botes que daba el autocar. Cuando estaba en ese dulce momento de semiinconsciencia apunto de empezar a soñar, noté un frenazo brusco, un golpe no excesivamente fuerte y ruido de cristales rotos, nos habíamos quedado sin parabrisas y tardaron 45 minutos en recoger el destrozo. Después de una última parada para beber un te a las 4 de la madrugada, y tras 18 horas de trayecto, llegué a Udaipur.